miércoles, 16 de mayo de 2012

Reseña: "The Elder Scrolls V: Skyrim"

¡ATENCIÓN!
Puede contener spoilers

Como aclaración inicial, quisiera destacar que no soy un gran aficionado a los videojuegos, y mucho menos a la saga The Elder Scrolls. Si bien es cierto que he dedicado una gran cantidad de horas a ciertos títulos, también es cierto que han sido momentos bastante puntuales de mi vida. Básicamente, he tenido a los videojuegos como una forma más de ocio.

Sin embargo, desde que The Elder Scrolls V: Skyrim cayó en mis manos y lo jugué por primera vez, me sentí francamente fascinado por todo lo que este título implica. A lo largo de dos meses he acumulado más de 130 horas de juego, las suficientes, a mi modo de ver las cosas, como para ofrecer una crítica medianamente seria de esta joya disponible para PlayStation 3, Xbox 360 y PC (siendo esta última la plataforma que he utilizado para jugarlo).

Voy a dividir esta crítica en dos partes: en primer lugar, expondré una visión general del juego, así como mi opinión personal, y en segundo, daré detalles del juego relacionados con la jugabilidad y demás factores para fundamentar lo anteriormente dicho, calificando por separado ciertos puntos que he considerado dignos de destacar (música, jugabilidad, historia, gráficos y complejidad).


Visión general y opinión personal

 Skyrim se trata de un videojuego del tipo sandbox o "mundo abierto". Es decir: no se trata de un juego lineal cuya dinámica gire casi totalmente en torno a una historia principal (si bien es cierto que existe una historia principal y, por otro lado, historias alternativas), sino que tienes la posibilidad de moverte libremente por un mapa de grandes dimensiones, sin límite de tiempo alguno, y explorar a tu completa elección las múltiples posibilidades (pueblos, ciudades, mazmorras, etcétera) que te ofrece, ya sea a pie, a caballo o haciendo uso de la opción de viaje rápido entre las distintas zonas señalizadas y ya visitadas.

Tu historia comienza siendo transportado en carromato hacia una fortaleza militar en la que pretenden ejecutarte. En el momento en que un soldado te pregunta por tu nombre, puedes empezar a caracterizar a tu personaje (y, evidentemente, darle nombre). Sin embargo, un dragón ataca la fortaleza en el momento de la ejecución, con lo que puedes escapar aprovechando el considerable alboroto producido por el gigantesco reptil. Una vez fuera del bastión puedes comenzar tu aventura por el continente de Skyrim.

Lo que más me atrae de este juego es la inmensa complejidad y libertad que ofrece. Puedes elegir entre completar las quests (misiones) pertenecientes a la historia principal o bien centrarte en cadenas de misiones secundarias y alternativas. Puedes elegir no hacer misiones de ningún tipo y dedicarte a explorar los múltiples escenarios, lugares, mazmorras, castillos, bastiones, ruinas, ciudades y pueblos que Skyrim te ofrece. Según la historia del juego, existe una rivalidad entre los nórdicos Capas de la Tormenta y las fuerzas del Imperio. Puedes elegir entre ayudar a un bando u otro; o a los dos, alternativamente. Puedes potenciar a tu personaje según tus gustos, pues tienes la posibilidad de maximizar las características físicas y mágicas a tu elección. Incluso puedes influir en la economía de un pueblo o ciudad, ora comprando en exceso en las distintas tiendas, beneficiando así a la población, ora saqueando esas tiendas y comercios, provocando que la capacidad monetaria de dicho lugar se vea menguada. 

En definitiva, puedes forjarte tu propia historia a través de la aventura. 

Skyrim es, además, un videojuego que resulta adictivo. ¿Por qué? Simple: tu personaje va creciendo cada vez más. Va aumentando el nivel de sus habilidades; consiguiendo armas y armaduras cada vez más eficaces, y labrándose una reputación cada vez más sólida a base de acción y constancia. Ese es precisamente el factor que hace que un juego sea adictivo: ser consciente de que tus acciones conllevan al crecimiento de algo. Este sistema no es nuevo, y ha sido explotado con tremenda eficiencia por Rockstar mediante franquicias como Grand Theft Auto y títulos como Red Dead Redemption.

Con todo, el juego no es perfecto en su totalidad. La historia principal me resultó algo obtusa y poco profunda, tal vez porque no he probado ningún título anterior de The Elder Scrolls. Tampoco me entusiasmó demasiado el doblaje (solo puedo opinar del doblaje al castellano, pues no lo he jugado en más idiomas), el cual me pareció carente de entusiasmo. Creo que, sencillamente, el juego en sí mismo le viene grande a cualquier doblador español; pocas voces me parecieron adecuadas al contexto del juego, y casi ninguna me resultó verdaderamente buena.

Para alguien como yo, el encuentro con este juego fue amor a primera vista. Supone, además, una fuente de entretenimiento para todos aquellos amantes del rol y la aventura y, en mi opinión, una cita obligada para cualquier amante de los videojuegos.


Análisis y puntuación

Música. El apartado musical es uno de los elementos fundamentales de cualquier videojuego. En algunos casos marca la diferencia entre un buen juego y un título excelente. En el caso de Skyrim, la banda sonora se adapta a las situaciones y los lugares. Es obvio que no puede sonar la misma música cuando exploras una caverna que cuando peleas contra un dragón.

Si bien no ha sido el aspecto más trabajado, la banda sonora de Skyrim no deja indiferente. Oscila entre lo heroico y lo épico, ofreciendo un toque de fantasía que no pasa desapercibido. No en balde, la historia se desarrolla en un mundo fantástico donde la magia es una realidad, y la orquestación encaja perfectamente con todo lo que el juego representa. 

Confieso que no tengo mucho más que decir con respecto a la música y su análisis en Skyrim, pues se trata de un aspecto un tanto abstracto. Con todo, considero que logra envolverte y hacerte sentir parte del ambiente.

Puntuación: 9/10

 
 




Jugabilidad. Muy por lo general, el manejo del personaje resulta sencillo, ameno y dinámico, tanto dentro como fuera de las batallas. Al más puro estilo sandbox, no confrontas a tus enemigos mediante un sistema de batalla por turnos como el característico de las entregas de la saga Final Fantasy, por ejemplo, sino que el combate se desarrolla sin interrupción alguna (excepto cuando tú mismo decides pausar el juego o inspeccionar el inventario para utilizar objetos que te beneficien en el combate; e incluso esto podría evitarse, ya que tienes la opción de instalar teclas de acceso rápido para determinadas armas, hechizos y objetos). Al mismo tiempo, puedes alternar libremente entre caminar, correr y esprintar -teniendo en cuenta que el personaje tiene una barra de resistencia que baja progresivamente mientras esprintas-, así como desplazarte empleando un caballo como montura.

Analizándolo objetivamente, aquí bien podría surgir un conflicto de opiniones: a la hora de combatir, el realismo del juego es incluso excesivo. Me explico: al estar sujeto el juego, dentro de lo que cabe, a su propio realismo, los combates resultan a veces lentos y monótonos. Y aunque se incluyen pequeñas escenas cinematográficas que aparecen en algunas ocasiones cuando le propinas el golpe de gracia a un enemigo, sigo sosteniendo que los combates acaban antojándose repetitivos.

Otro punto que no termina de convencerme es el hecho de que puedas cambiar la dificultad del juego en todo momento. Si bien puede sacarte de más de un apuro, dudo que ese sea un objetivo a tener en cuenta. Tener el control sobre la dificultad resta bastante emoción antes y durante ciertas batallas, pues tienes la seguridad de poder cambiar las tornas a tu favor en todo momento.

En cuanto a la perspectiva, puedes alternar la visión del personaje a primera o tercera persona a tu total antojo, lo cual facilita la realización de ciertas acciones (por ejemplo, a la hora de apuntar con un arco es mucho más sencillo hacerlo en primera persona que en tercera).



Por otra parte, el juego integra un sistema de marcadores que sirven para orientarse en todo momento; una especie de brújula que hace las veces de mapa, que te indica en todo momento cada punto cardinal, así como las ubicaciones más cercanas.  Dicha "brújula" se encuentra en constante movimiento, con lo que puedes saber en todo momento hacia dónde te encaminas.

Podemos apreciar cómo se señaliza el norte y, al mismo tiempo, dos ubicaciones: la del extremo izquierdo representa unas ruinas nórdicas cercanas (el color negro quiere decir que es un lugar aún por descubrir); la del extremo derecho, una señalización que el jugador emplea para dirigirse a un lugar concreto.


Mucho más puede decirse sobre la jugabilidad de Skyrim, pero creo que sería más apropiado comentarlo en el apartado Complejidad, pues son detalles que van prácticamente de la mano en cuanto a jugabilidad y complejidad.

Puntuación: 9/10


Historia. Como ya mencioné antes, la historia de este título es, para mí, uno de sus mayores puntos flacos. Considero que en este tipo de juegos la historia pasa a un segundo plano. Repito: la mayor satisfacción es labrarte tu propia historia a través de la aventura.

No creo que pueda ser del todo justo criticando este apartado, ya que no he probado ninguna otra entrega de The Elder Scrolls. No obstante, hablaré brevemente de la premisa que mueve las acciones de nuestro protagonista.

Skyrim se ve amenazado por la resurrección de los dragones, liderados por el antiguo dios-dragón Alduin. Según las leyendas, solo un héroe conocido como Dovahkiin ("el nacido del dragón") posee la capacidad de derrotar a Alduin y expulsar definitivamente a los dragones. Tras unas cuantas andanzas, descubres que tú eres ese guerrero legendario, cuyo destino está ligado a la destrucción del malvado dios-dragón.

Por tanto, deberás interactuar con diferentes facciones: algunas querrán que utilices tu poder para derrotar a Alduin; otras, por el contrario, tratarán de boicotearte.

No quiero spoilear en exceso, por lo que no daré más detalles de la historia principal. Sin embargo, creo que puedo resumirlo en esto: la propia libertad y complejidad del juego es una soga en el cuello para disfrutar de la historia en sí misma. Mientras que en otros juegos tienes que ceñirte durante ciertos períodos a la dinámica de la historia para poder avanzar, esto no es obligatorio en Skyrim, ni muchísimo menos. Por tanto, a no ser que seas un fan acérrimo de la saga, la historia deja con ganas de más.

 Puntuación: 8,5


Gráficos. Teniendo en cuenta que Skyrim es un título desarrollado en pleno apogeo técnico de la séptima generación de consolas, su poderío gráfico es considerable. Como dijo un sabio: "el Diablo está en los detalles".

Desde el mismo comienzo del juego puede notarse el gran esmero que el equipo directivo dedicó al apartado gráfico. Cuando caracterizas a tu personaje, puedes modificar todo tipo de detalles de manera sutil: expresión facial; profundidad de ojos, mejillas y diversas zonas faciales; cicatrices; arrugas; barbas y peinados de múltiples tipos; forma y color de ojos; altura de la nariz, los pómulos, la barbilla, etcétera; corpulencia; gran número de tonalidades de piel, y decenas de detalles más. Todo ello con enorme precisión gráfica.  Son apreciables detalles como venas, suciedad de la cara, arrugas, contorno de los músculos, imperfecciones faciales, etcétera.


Los paisajes pueden contemplarse en todo momento del mismo modo a como se contemplarían en la vida real: se observa todo cuanto alcanza la vista. Esta posibilidad no hace sino sumergirnos aún más en la dinámica del juego. No se escatima en elemento alguno: plantas y árboles de diversos tipos, nubes en constante movimiento, niebla, flujo realista del agua en ríos, mares y cascadas, etcétera.




En definitiva, el apartado gráfico de Skyrim ofrece una visión fiel y detallada de todo cuanto ofrece, garantizando un enorme realismo.

Puntuación: 10/10


Complejidad. Estoy convencido de que Skyrim será recordado, entre otras cosas, por todo aquello que pudimos hacer dentro del juego. 

Las dimensiones del mapa pueden resultar abrumadoras, y absolutamente todo rincón de Skyrim es explorable. Se te ofrece la posibilidad de interactuar con las personas de manera rápida y activa, pudiendo elegir entre varias respuestas diferentes en función de la reacción que quieras obtener por parte de esa persona; al mismo tiempo, puedes interactuar con diversos objetos (llaves, comida y bebida, plantas, dinero, utensilios domésticos, armas y armaduras...). 

Siempre encuentras algo con lo que ocupar tu tiempo, pues la libertad es total. Tienes la opción de realizar misiones de todo tipo, ya sea dentro del arco principal de la historia o de forma alternativa. Si las misiones te aburren, puedes explorar por tu cuenta en un entorno interactivo donde todo parece tener vida propia (no en balde, se nota el gran trabajo que hay detrás de la Inteligencia Artificial del juego).

Existe la posibilidad de abrir manualmente cerraduras de cofres y puertas.



Los numerosos libros que encuentras a lo largo de la aventura te cuentan más sobre Skyrim, su historia y su amplio imaginarium de personajes ilustres, héroes, dioses y villanos.

Por otra parte, la evolución del personaje va ligada a una gran cantidad de habilidades. Además de los parámetros de Vitalidad, Magia y Resistencia, puedes potenciar otros aspectos como distintos tipos de magia (destrucción, restauración, ilusión...), armadura ligera y armadura pesada, bloqueo, herrería, alquimia, habilidad con diversas armas (arcos, armas de una mano, armas de dos manos...), discreción, robo, elocuencia, habilidad para abrir cerraduras... Todo ello mediante un sistema de puntos: cuando subes un nivel, se te otorga un punto que puedes utilizar para mejorar la habilidad que quieras. La progresiva potenciación de las habilidades trae consigo ciertas mejoras para el personaje (como la capacidad de hacer zoom con un arco, o ser capaz de devolver parte del daño recibido [armadura pesada]).

Panel de habilidades


Con respecto a las razas, hay donde elegir: nórdicos, bretones, argonianos, orcos, elfos oscuros, altos elfos, elfos del bosque... Cada uno posee una serie de características propias que los diferencia de las otras razas (por ejemplo: un orco resulta más efectivo en el combate cuerpo a cuerpo que un bretón o un elfo).

Existen también diversas organizaciones independientes en las cuales puedes entrar y ejercer una influencia directa, así como numerosas comarcas que aplican su propia justicia.

El imaginarium también es bastante amplio, y se recoge en multitud de libros, diarios, notas y pergaminos que vas encontrando a lo largo del juego. Huelga decir que los propios personajes (principales y secundarios) te relatan gran parte de la historia de Skyrim y sus moradores.

Los paisajes son variados: montañas, valles, bosques, ciudades, pueblos, cavernas, fortalezas, atalayas, ruinas antiguas e incluso barcos.

E incluso si todo lo que incluye el juego te termina pareciendo poco, en la versión para PC pueden incluirse ciertos parches que modifican el juego o aumentan su complejidad: armas nuevas, enemigos diferentes...

Con respecto a lo complejo de su jugabilidad, tienes la posibilidad de crear y/o mejorar tus propias armas y/o armaduras empleando ciertas materias primas y a través de forjas, hornos de fundición, afiladores de metal y mesas de trabajo. Al mismo tiempo, el arsenal de armas a tu disposición no es nada desdeñable: espadas, martillos y hachas de una y dos manos; varas; dagas; arcos, y distintos tipos de flechas.

Sientes que el personaje evoluciona como lo haría una persona real: al comerciar, subes elocuencia; adquieres habilidad de cerrajero abriendo cofres y puertas cerradas; las habilidades con armas crecen con el uso, etcétera.

De la mano de la complejidad va el realismo: cuando exploras, te topas con todo tipo de enemigos: animales salvajes, dragones, ladrones, asesinos, gigantes, mercenarios, vigilantes...Al abatir a un enemigo, puedes saquear su cadáver en busca de oro, armas, armaduras y demás objetos. Lo que me lleva a otro detalle: el personaje tiene una cierta capacidad de carga que, si se sobrepasa, te imposibilita la opción de correr, por lo que no puedes simplemente coger todo lo que encuentres.

Sin embargo, la complejidad no es absoluta. Si bien es cierto que puedes utilizar ingredientes para cocinar (puedes preparar tus propios alimentos, y también algunas pociones y venenos), el personaje no necesita dichos alimentos para subsistir, del mismo modo que tampoco necesita dormir (aunque puede dormir para adquirir un ligero aumento de su capacidad durante un tiempo). Este tipo de detalles aumentarían todavía más la complejidad del juego, pero a la larga tal vez resultarían molestos. Por tanto, lo considero un defecto, sí; pero a medias. La jugabilidad tampoco es completamente compleja, pues el personaje tiene los movimientos un tanto limitados. Sí, puedes correr a distintas velocidades e incluso a caballo, así como dar pequeños saltos; pero no puedes realizar otras acciones que resultarían tremendamente útiles como escalar o gatear.

Como ya mencioné anteriormente, muchas de tus acciones traen consecuencias lógicas. Si te detectan robando en una casa (tienes la opción de entrar en modo sigilo y pasar desapercibido a ojos ajenos, pero no siempre funciona) y no eres amigo de los dueños de dicha casa, éstos llamarán a los guardias o te atacarán. Si asesinas a alguien en presencia de otros, deberás eliminar a todos los testigos para que nadie pueda alertar a las autoridades del lugar. Cuando matas al último testigo y quedas fuera de peligro, un mensaje en la esquina superior izquierda de la pantalla te lo indica. De no ser así, se te adjudicará una recompensa que hará que los guardias de esa región intenten detenerte o, si tu recompensa es demasiado elevada, matarte sin más. Cada comarca sigue los crímenes de forma independiente, y pueden mandar cazarrecompensas en tu búsqueda si el precio de tu cabeza es demasiado elevado.

Otro detalle: puedes contraer diferentes enfermedades que menguan tus capacidades físicas o mágicas. En esa misma línea, puedes padecer ciertas maldiciones como el vampirismo o la licantropía. Algunas pueden curarse rápidamente empleando pociones, mientras que otras requieren de procedimientos más complejos. Este tipo de detalles te hacen sentir más parte del juego.


Puntuación: 9,5/10



En conclusión, puedo decir sin lugar a dudas que he disfrutado enormemente con este título (y todavía puedo disfrutar mucho más, pues estoy aún muy lejos de completarlo al 100%). Me ha fascinado por su música, su complejidad, su ambiente y, por encima de todo, por el sentimiento épico que me transmite.

Puntuación final
9 / 10











Nota aclaratoria: La puntuación final no la he determinado simplemente realizando la media matemática entre todos los aspectos que he tratado sino valorando, en gran medida, el juego en su totalidad.

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